domingo, 26 de julio de 2015

La niña perpleja. (Fotografía publicada el 14 de abril de 2007)

La niña intuyó que algo pasaba para que el Señor de la Sentencia volviera tan pronto. Mamá, mamá se ve la calle mojada, seguro que han regresado por la lluvia.
De pronto la pequeña se quedó perpleja al comprobar cómo le hacian “daño” al Señor clavándole en la cabeza unas pequeñas lanzas puntiguadas. Su cara no puede ser más descriptiva.
Quizá alguien de mayor le explique que son las potencias del poder de Jesucristo, y que su dolor es siempre de Redención y de Salvación por todos nosotros.  Seguro que cuando vió pasar el Lunes Santo al Señor de los Gitanos se fijó en sus potencias doradas.


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