sábado, 29 de agosto de 2015

Las túnicas nazarenas de Gamarra. (Artículo publicado en febrero 2014 en la web cofradesgamarra)

En tan solo dos años el proyecto Sentir Cofrade de Gamarra va encontrando sus propias claves y señas de identidad. Mucho se ha hablado en el mundo cofrade, incluso con alguna crítica, de los peculiares colores de los hábitos nazarenos, y en especial el tan comentado amarillo de Gamarra, tan raro en las túnicas malagueñas, con la excepción de las capas de los penitentes del Rescate.
Los hábitos penitenciales o túnicas de nazareno son elemento consustancial del patrimonio de una corporación y posibilitan la participación del alumnado, siendo por tanto una inversión prioritaria. El penitente es anónimo, con la excepción de los más pequeños con sus capillos o faraonas, y confiere a la figura del nazareno de una elegancia, sobriedad y sentido de recogimiento que es esencia de una procesión.  
Aunque es bien conocido no es redundancia recordar que los colores amarillo y blanco de la sección del Cristo aluden a la bandera del Vaticano, y justamente su estreno coincidió con la elección del nuevo pontífice, el Papa Francisco, en la Cuaresma de 2013. Por extensión, pero en un segundo plano, este color recuerda los matices del uniforme escolar deportivo.  El impecable tejido amarillo queda matizado por una estola de color blanca, combinando todo el conjunto con la peculiar tonalidad de las palmas que portan los penitentes. A todo ello se le une, asimismo, un cíngulo blanco para ceñir a la cintura.
En el caso de la sección de la Virgen, se mantiene el color amarillo, que queda roto por el azul eléctrico de la estola, en alusión al Dogma de la Inmaculada Concepción pero en un tono más fuerte. Es el mismo motivo por el que la Virgen  de Gamarra procesiona con manto celeste o en el frontal del trono preside una imagen en terracota de la Purísima.
La originalidad del tejido obliga a un exquisito cuidado del mismo, de ahí que en breves fechas todas las túnicas (incluidas las de portadores) serán llevadas a una tintorería especializa, con la ventaja de que al no portar cirios los penitentes, no hay manchas de cera. Así, con el lavado en seco se mantienen los matices de los colores y se asegura la conservación para muchos años.  En algunos casos, las cofradías han intentado ahorrar en este menester y han lavado las túnicas nazarenas en distintas lavadoras, generándose un caos posterior de matices que deslucen posteriormente en un cortejo a luz del día, como es el de Gamarra.


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