miércoles, 12 de agosto de 2015

Mayoría de edad cofrade en San Andrés. (Artículo publicado en noviembre 2013)

Cuando salía con mi bici desde Huelin rumbo a San Andrés, con un vendaval por el paseo marítimo que inundaba la acera de espuma, en mi casa creían que era una broma que iba a una procesión. Pues sí, en una noche de perros, en un desapacible 28 de noviembre la Virgen del Mar de la cofraternidad de San Andrés ha salido en procesión de traslado desde su capilla callejera hasta la cercana parroquia Virgen del Camino y para allá iba yo con la precaución de que el aire no me tirara, que por Princesa casi lo consigue.
Poco mundillo cofrade, era de nota por el viento y la falta de acompañamiento musical, que para muchos es un referente casi imprescindible. El traslado ha durado casi una hora, con la Virgen en unas sencillas anditas, acompañada de hermanos con cirios y cuerpos de acólitos. Uno lleva años viendo procesiones pero hay momentos mágicos como el de esta noche. Sencillamente irrepetible en su naturalidad.  Creo que hoy San Andrés se ha superado, ha conseguido una madurez cofrade que ya ratificó en el rezo debajo del tinglao el pasado Sábado de Pasión. Sin falsas poses, el silencio ha sido el protagonista y los comentarios de sorpresa de muchos vecinos se atenuaban ante la soberana efigie de Liébana.
Si alguno lo dudaba, San Andrés se sube al pelotón de cabeza de las no agrupadas, más aún cuando abandonen esta categoría las corporaciones calle la Unión y las Delicias.  San Andrés nos deparará muchas sorpresas en los próximos años, ya que la solera se ha consolidado. Esperemos que sea un acierto la elección del joven escultor para el Cristo de la Luz y más pronto que tarde se aprueben los estatutos de hermandad. La buena gente de San Andrés se lo merece. Los barrios al poder. Enhorabuena.
Mañana misa en la víspera de San Andrés, patrón de los marineros a las 1930 horas  y posterior traslado de regreso con capilla musical. Quién lo iba a decir, una capilla musical en el código postal 29004. De un legítimo origen carnavalero al buen gusto de cuidar los detalles. Ni el mismísimo Cabeza, genio y figura, lo hubiera ideado.

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