lunes, 15 de febrero de 2016

Iglesia del Santo Cristo. La perfección no existe.

Ante tal ingente obra de restauración, cabe llegar a la conclusión de la que perfección no existe, y siempre hay un pero, que afortunadamente en este caso tiene solución.  Si hablamos de un templo de siglos pasados parece que chirría el uso de materiales modernos, como este metal sumamente brillante y dorado, más propio de otros ambientes, donde hubiese sido más propio una sencilla reja de hierro forjado.


Cuando se mezcla visualmente este ingenio reflectante con la sobria madera de un reclinatorio saltan chispas.  Por favor, que alguien lo sustituya por una rejita como Dios manda.


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